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Ver todas las noticiasEmergencia Ucrania. Nastia, la joven refugiada que transmite esperanza con la música de su bandura
Nastia es la mayor de cuatro hermanos. Junto a su madre y su abuela, todos huyeron de Lviv en las primeras semanas de la invasión rusa. Conocían a los Salesianos en Ucrania y al llegar a la frontera un voluntario los puso en contacto con la casa salesiana de Cracovia (Polonia), donde se alojan. A pesar del poco equipaje, Nastia viajó con su bandura, un instrumento tradicional que se ha convertido en una fuente de esperanza para todas las personas refugiadas que escuchan su música y su gran voz.
El padre de Nastia es carpintero y es el único miembro de la familia que quedó en Ucrania. “Decidimos que nos íbamos de Lviv por seguridad y sólo tardamos un día en llegar a la frontera. Nuestro padre se quedó más tranquilo con nosotros fuera del país y él trabaja ahora como voluntario repartiendo ayuda humanitaria a la población. Estamos orgullosos de él porque es un patriota”, asegura su mujer, Lubov, que viajó con su madre y con sus cuatro hijos a Polonia.
Viven en el Seminario salesiano de Cracovia junto a casi medio centenar de personas refugiadas que, como ellos, huyeron de la guerra casi con lo puesto y sin saber cuándo regresarán a casa. Sin embargo, Nastia llamó rápido la atención del resto de ucranianos cuando cada noche ensayaba con su bandura, un voluminoso instrumento de cuerda tradicional de Ucrania.
La familia está muy agradecida “por cómo nos han acogido y ayudado. Nos han dado mucho cariño y todo lo material que necesitamos. Estamos muy bien aquí, con los Salesianos en Cracovia, deseando que la guerra termine para regresar a casa y seguir con nuestra vida en Lviv”, destacan.
“Me da serenidad tocar la bandura y creo que también la transmite a los que la escuchan”
Ella, con gran modestia, asegura que “estoy en la Escuela de Música y en cuatro meses me examino, así que no podía dejar de practicar”. A igual que sus hermanos, sigue las clases online con su escuela en Lviv.
Poco a poco, Nastia, con su bandura, se ha convertido en un símbolo para las personas refugiadas que la escuchan. “Al principio no pensaba en esto, pero tocando y cantando recordamos a nuestro país, damos fuerza y esperanza a los que están defendiendo nuestra patria y también podemos mostrar que Ucrania es importante y que necesitamos ayuda”.
Nastia es la única integrante de la familia que había salido de Ucrania antes, gracias a la música. Aunque sus hermanos y su madre también tocan otros instrumentos, ella, además de tocar con un grupo en la iglesia, ha estado “en Eslovaquia y en Francia en festivales internacionales”.
El interés por su música y por su voz crece cada día y le han propuesto conciertos para que pueda interpretar su música. “En el futuro tal vez no pueda ganar dinero con la música, pero sí que quiero mejorar mi técnica”, asegura la joven de 19 años. “pero es una motivación saber que interesa mi música y mi país”.
Una de las canciones tradicionales que interpreta, Para ti… y Ucrania, habla de la naturaleza, y también del honor de los ucranianos que defienden el país con un hijo que se despide de su madre antes de ir a la guerra. “Me causa dolor esa canción, pero también esperanza. Todos sabemos que Ucrania ganará esta guerra. No encuentro palabras para describir lo que está ocurriendo en mi país, pero recemos por Ucrania y ayudemos a Ucrania”, concluye Nastia.