Acuerdo de paz entre el Gobierno de Etiopía y las autoridades de Tigray que pone fin a dos años de conflicto

El Proyecto de acuerdo para una paz duradera mediante el cese permanente de las hostilidades entre el Gobierno de la República Federal Democrática de Etiopía y el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray incluye un preámbulo y 15 artículos. Su entrada en vigor en la medianoche de ayer contempla el “acuerdo de la resolución pacífica del conflicto”. También, el “reconocimiento de las consecuencias destructivas entre las dos partes sobre las vidas humanas y los medios de subsistencia”; así como la “decisión de buscar una solución pacífica y duradera en el marco del cese permanente de las hostilidades”.

El conflicto en la región de Tigray ha dejado en dos años miles de muertos y varios millones de personas se han convertido en desplazadas y refugiadas. Siete millones de personas que llevan dos años sobreviviendo cada día a los bombardeos y necesitan ayuda urgente. El recrudecimiento de la violencia en las últimas semanas había vuelto a aislar a la zona. Las comunicaciones estaban cortadas y no había hospitales, ni medicinas, ni comida, ni trabajo, ni escuelas, ni funcionaban los bancos… 

“Estamos contentos por el acuerdo de paz. Y rezamos por una paz duradera que sea efectiva lo antes posible para que la población más afectada pueda recuperar su vida”, asegura el padre Hailemariam Medhin, superior de los Salesianos en Etiopía

Una veintena de misioneros salesianos ha permanecido al lado de la población desde el primer momento de la emergencia en el norte del país. Las comunidades de Mekelle, Adigrat, Shire y Adwa abrieron sus instalaciones para acoger a los desplazados. En este tiempo han compartido la poca ayuda que llegaba del exterior… “En estos dos años de conflicto, más de 8.000 familias han recibido ayuda directa de emergencia y con productos no perecederos”, recordaban los Salesianos hace unos días.

Desde el comienzo del conflicto se han denunciado graves violaciones y abusos contra la población civil. Ha habido desplazamientos y retornos forzados, asesinatos, secuestros, violencia sexual y saqueos. Los Salesianos se vieron obligados a interrumpir sus actividades cotidianas de educación, formación y servicios sociales durante estos dos años para centrar su actuación en la emergencia.

La esperanza ahora se centra en el cumplimiento del acuerdo de paz. Ratificado por ambas partes, y que pretende “fomentar el diálogo y la confianza, proteger a la población y reestablecer los servicios esenciales en la región”. Para ello, el acuerdo contempla el “restablecimiento de la autoridad federal en Tigray de acuerdo con la Constitución”.

La llegada de la ayuda humanitaria a la zona será el primer paso para afianzar el acuerdo de paz. Este contempla un plazo máximo de un mes para el desarme de las partes, antes de empezar a trabajar en la reconstrucción del país.