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Ver todas las noticiasSeis meses de conflicto en el norte de Etiopía: “La situación es cada vez es más desesperada y crítica”
Han pasado seis meses desde que comenzó la guerra en el norte de Etiopía. Casi 200 días en los que cientos de miles de personas han tenido que sobrevivir después de haber perdido su hogar y haberse visto obligadas a huir, convirtiéndose en desplazadas o refugiadas. Con muchas zonas aún inaccesibles para la ayuda humanitaria, la veintena de misioneros salesianos que trabaja en la región en conflicto de Tigray continúa atendiendo a la población con los limitados recursos que cuentan: “La situación de la población cada vez es más desesperada y crítica. Necesitan ayuda urgente porque estamos ante una emergencia humanitaria sin precedentes”.
Miles de muertos y de heridos, decenas de miles de desplazados y refugiados, hambre, hospitales y universidades saqueados, escuelas, mercados y bancos cerrados, zonas devastadas por los conflictos, falta de combustible, corte constante de las comunicaciones y la electricidad. Este es el balance provisional y sin confirmación oficial de un conflicto que comenzó el pasado 4 de noviembre en la región norte de Etiopía y que cada día que pasa complica aún más la situación de más de 4,5 millones de personas que necesitan ayuda urgente.
La falta de información dificulta aún más el análisis de la situación y las numerosas zonas aún en conflicto impiden a las organizaciones humanitarias el reparto de ayuda de emergencia. Pero un dato debe ponernos en alerta: entre el 3 y el 15% de los menores de cinco años en la región de Tigray sufren malnutrición porque no recibe en la mayoría de los casos ni una comida al día.
La guerra, el Covid y las plagas de langostas sitúan a la población de Tigray en una situación crítica
“Nosotros estamos bien de salud, pero la situación seguirá complicándose cada vez más por la falta de agua y de comida, y por la dificultad para acceder a los centros de salud”, recuerdan los misioneros salesianos en la zona. Desde que comenzó el conflicto, una veintena de salesianos que trabaja en las ciudades de Mekelle, Adigrat, Shire y Adwa atiende a la población con los pocos recursos que hay. “Acogemos a los desplazados en las escuelas, compartimos el agua de nuestros pozos y la poca comida que teníamos almacenada y, en los momentos más duros de los bombardeos, dimos refugio a numerosas familias en nuestras obras”, explican.
Los Salesianos atienden a 5.000 menores y jóvenes en sus ocho escuelas, seis centros de formación profesional y siete programas sociales, pero los centros educativos están cerrados desde marzo del pasado año. Desde que comenzó el conflicto han atendido a más 3.800 familias con alimentos y artículos de primera necesidad, incluyendo a más de mil mujeres con niños y a su cargo y personas desplazadas.
Pero casi tan importante como la ayuda material y humanitaria urgente es la ayuda espiritual y el acompañamiento. Los misioneros salesianos han decidido quedarse junto a la población y ofrecerles esperanza compartiendo su tiempo, sus dificultades y los escasos recursos. “Con las escuelas cerradas hemos cambiado nuestro programa de enseñanza por el de asistencia de emergencia y todo nuestro personal y los profesores están comprometidos con la población”, asegura el superior de los Salesianos en Etiopía, el padre Hailermariam Medhin.