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25 julio, 2018

Grace, el camino hacia un futuro mejor en Tanzania gracias a la formación profesional

Grace es una joven de Tanzania de 21 años hija de granjeros y nacida en una familia numerosa y muy humilde. Para ayudarla, se levantaba todos los días a las tres de la mañana para preparar platos que vendía luego en un puesto en la carretera. Por este motivo no pudo completar la educación superior, pero gracias a los Salesianos, se ha convertido en electricista y en un ejemplo para la igualdad femenina en la educación profesional en las escuelas salesianas.

Hace dos años Grace decidió inscribirse en un curso de formación profesional en ingeniera eléctrica en una escuela profesional salesiana. “Cuando reanudé mis estudios en 2016 me sentí feliz de nuevo. Todos los días aprendía algo nuevo y realicé unas prácticas de dos meses en una empresa”, asegura orgullosa.

Sin embargo, no fue sencillo porque tuvo dificultades con el idioma al hablar una lengua local y era la única chica en la empresa. “A veces no me sentía cómoda en aquella empresa, pero quería aprender. Mucha gente piensa que sólo los varones pueden convertirse en electricistas, así que me alegré de poder llevarles la contraria y mi tutor me dijo que era la mejor en mi clase, así que eso me animó a realizar mi sueño”.

La historia de Grace ilustra lo importante que es la educación para la igualdad de género. En Tanzania, como en tantos otros lugares, las escuelas estaban diseñadas para proporcionar capacitación sólo para los jóvenes varones. Sin embargo, las escuelas profesionales de Tanzania cuentan ahora con un promedio de 38% de mujeres entre la población estudiantil, mientras que en 2015 sólo eran de un 11%.

Abrir las puertas de las escuelas profesionales salesianas a las mujeres era algo necesario por muchas razones: por justicia social, para evitar los matrimonios precoces, para apoyar el crecimiento y desarrollo del país, que requiere un mayor número de personas cualificadas, y porque “educar a una niña o a una joven significa educar a toda una sociedad”, como dice un lema de Tanzania.

Este cambio, sin embargo, no es tan fácil de lograr, especialmente en el contexto de la Formación Profesional, ya que a menudo es considerada una enseñanza masculina. En Tanzania, por ejemplo, el cambio no ha venido solo. Los Salesianos han organizado una serie de acciones para alentar a las jóvenes a matricularse en escuelas técnicas y profesionales.

La campaña ‘Binti thamani (“Hija preciosa”) ha servido para sensibilizar a los alumnos, profesores y padres sobre la igualdad de oportunidades para chicos y chicas en materia de educación, capacitación técnica y trabajo. La campaña ha llegado a 3.000 chicas y el número de mujeres en las escuelas salesianas continúa creciendo año tras año cuando antes muchas de las jóvenes no sabían que podían asistir a cursos de capacitación profesional.

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