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Ver todas las noticiasHuesca aplaude la invitación del padre Uba al presentar el documental de Palabek: “Vénganse todos conmigo, les cambiará la vida para siempre”
El incomparable Teatro Olimpia de Huesca acogió ayer la presentación en la ciudad del documental ‘Palabek. Refugio de esperanza’, en la primera parada de una gira por España que llevará a la nueva producción de Misiones Salesianas y la Fundación Jóvenes y Desarrollo a más de una decena de ciudades. Más de 300 personas arroparon esta presentación y se emocionaron con la intervención del misionero salesiano Ubaldino Andrade y de un joven refugiado de Sudán que atiende Cruz Roja en la capital oscense.
[Fotografías de Teresa López]
El ambiente salesiano que respira Huesca se hizo presente en la tarde de ayer en la presentación del documental sobre las personas que huyen de la guerra y el hambre de Sudán del Sur y se convierten en refugiadas en el último asentamiento abierto en el norte de Uganda.
Personas llegadas incluso de Zaragoza y Monzón asistieron al estreno en la ciudad de la nueva producción de Misiones Salesianas y Jóvenes y Desarrollo, a la que tampoco faltaron algunos componentes de la Corporación municipal, miembros de diversas órdenes religiosas, ni el obispo de la Diócesis, Julián Ruiz.
En la presentación del documental se hizo la comparación de que el asentamiento de refugiados de Palabek es en la actualidad como si toda la población de la capital de Huesca, alrededor de 50.000 personas, viviera en él.
El padre Uba arrancó en varias ocasiones los aplausos de los asistentes con sus palabras directas al corazón: habló de las dificultades para sobrevivir en el asentamiento, de las veces que ha estado tentado de “salir corriendo”, de lo difícil que es curarse cuando enfermas allí, pero también “de lo maravillosa que es la gente, siempre dispuesta al encuentro, al saludo y a compartir su tiempo y lo casi nada que tienen”.
Un joven refugiado sudanés, Ahmed, al que atiende Cruz Roja en Huesca, también ofreció su testimonio sobre su salida del país ayudado por una traductora: “Salí por la guerra y estuve cuatro años en Libia a merced de las mafias. En numerosas ocasiones me robaron y me quitaron toda la ropa. Finalmente pude llegar a España en patera y ahora estoy muy bien atendido y me siente seguro”, reconoció.
Uba recordó que “todos en algún momento de nuestra historia hemos sido refugiados y por eso Uganda, a pesar de ser un país pobre, es acogedor, porque su población también fue acogida hace años en los países limítrofes”. El salesiano de origen venezolano recordó que es “muy feliz, porque a pesar de las situaciones duras que muchas veces toca vivir, la vida es maravillosa y merece ser vivida en plenitud”.
Por último, el misionero finalizó su intervención con las cuatro maneras que hay de colaborar con los refugiados del asentamiento de Palabek: “La oración por los misioneros, que es fundamental para que actúe la providencia; compartir lo visto y vivido hoy con otras personas que no han podido estar; dando vuestro tiempo: vénganse todos a Palabek conmigo porque les cambiará a vida para siempre y, por último, la ayuda económica, que es muy necesaria porque allí no hay casi nada y cada día tenemos que dar de desayunar y comer a 13.000 niños y jóvenes en el asentamiento”, concluyó entre aplausos.