Bahía Blanca (Argentina), bajo el agua: solidaridad salesiana con la población en medio de la devastación

Los daños para las familias de Bahía Blanca son incalculables: casas destruidas, mobiliario y pertenencias arrasadas y una infraestructura urbana gravemente afectada. La emergencia se extiende tanto en el centro como en las periferias, impactando con fuerza en lugares que ya arrastraban necesidades por la pandemia y por el fuerte temporal de diciembre de 2023.

Las cuatro casas salesianas de la ciudad -Emaús, Don Bosco, La Piedad y Educación Superior (Instituto Superior Juan XXIII y Universidad Salesiana)- han sufrido daños de diversa consideración por las inundaciones, pero se pusieron al servicio de quienes más lo necesitan desde el primer momento. Además de atender a las familias en situación de mayor vulnerabilidad, han priorizado la asistencia a estudiantes, docentes, familias y personal que han resultado afectados.

La ayuda que se requiere es global: escasea el agua potable y los alimentos, pero también los productos de limpieza, elementos de higiene personal y bienes de primera necesidad como colchones y mantas. Además, es necesario el acompañamiento en un momento en el que el ánimo de la población se encuentra profundamente golpeado.

Las cuatro obras salesianas han sufrido daños de diversa consideración debido a las inundaciones

El Instituto Superior Juan XXIII sufrió la inundación total de su subsuelo, afectando a la biblioteca, la administración, el comedor y varias aulas. En los colegios Don Bosco y La Piedad, así como en la Universidad y el Instituto, el agua entró en las aulas, dañando mobiliario y complicando el normal funcionamiento de las instituciones. La comunidad salesiana también se vio afectada, y la planta baja de la Casa Emaús quedó bajo el agua.

A pesar de esta grave situación, la respuesta salesiana fue inmediata, con dispositivos de asistencia, centros de evacuación y donaciones, y un trabajo incansable en los barrios más perjudicados.

Tras la declaración del estado de emergencia, la ciudad intenta retomar la normalidad en medio de la crisis. A pesar de que el agua ha comenzado a retroceder en varias zonas, en algunos sectores persisten áreas anegadas y el peligro no ha desaparecido.

Bahía Blanca vive horas de angustia y reconstrucción, con una población que resiste y se une ante la adversidad. Sin embargo, la magnitud del desastre hace que el camino de recuperación sea largo y complejo. La ciudad sigue necesitando ayuda, porque la emergencia aún no ha terminado.

De hecho, la sede académica de la Universidad Salesiana abrirá de 9 a 18 horas para recibir donaciones de alimentos, agua potable, calzado y artículos de limpieza. Asimismo, numerosas autoridades académicas, estudiantes, docentes… se encuentran trabajando para ayudar a los barrios en los que se realiza el voluntariado de apoyo escolar y oratorio.