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Ver todas las noticiasMás de 300 niños y niñas tienen una oportunidad de futuro en Perú
“Mis padres me abandonaron cuando tenía un año. Me crie con mis abuelos, pero a los 10 años tampoco ellos se pudieron hacer cargo de mí. Entré en un hogar de menores”, explica José, un joven peruano.
Su vida nunca fue sencilla, pero cuando José terminó la secundaria las cosas se pusieron un poco más difíciles. Tuvo que abandonar el centro de menores y para ganarse la vida vendía caramelos en las calles. “Estaba solo, no tenía a nadie”, añade. José consiguió algunos trabajos para familias que decían querían ayudarle, pero la realidad fue que era explotado, no le pagaban, a veces, le pegaban… “Toda mi vida parecía que terminaba en la basura”, recuerda hoy con tristeza. Entonces, su vida dio un vuelco. “Conocía la Casa Don Bosco de Breña y ahí terminó mi mala suerte”, dice José.
En esta casa hay hoy más de cincuenta niños, niñas y jóvenes que tratan de cambiar su futuro. Breña es una de las ocho casas donde los misioneros salesianos, trabajan con niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Les ofrecen educación, los cuidados básicos necesarios y, sobre todo, un ambiente de familia donde sentirse seguros y que recobren la confianza en sí mismos y los demás.
Cada año la red de Casas Don Bosco atiende a más de 300 niños, niñas y jóvenes, que como José tienen una oportunidad para transformar su futuro.
José en 2008 consiguió su sueño de ingresar en la Escuela de Oficiales de la Fuerzas Aéreas de Perú. “Nunca podré olvidar lo que hicieron para que saliera adelante y eso mismo trato de inspirar a los que siguen en la que considero mi casa”, añade Eduardo.