El sueño de Lucy en el campo de refugiados de Palabek (Uganda)

En Sudán del Sur su vida era como la de cualquier menor: “Iba al colegio, tenía amigos, jugábamos en la calle y mi padre trabajaba pero también pasaba mucho tiempo con nosotros”, recuerda Lucy. Sin embargo, la guerra en Sudán del Sur lo cambió todo “y cuando llegaron los rebeldes a nuestra aldea tuvimos que huir después de ver cómo mataban a mi padre”.

Después de varios días andando, por la noche, bajo la lluvia y escondiéndose, ella, su madre y sus seis hermanos llegaron a la frontera con Uganda. Lucy comenta que “nos trasladaron en autobús al asentamiento de refugiados de Palabek, el único que está abierto ahora mismo para acoger refugiados, y después de unos días nos asignaron una zona para vivir”.

“Lo pasamos muy mal por la muerte de mi padre y estar en un sitio nuevo y desconocido, pero un domingo conocí a los Salesianos y mi familia y yo hemos recuperado la alegría, la esperanza y la ilusión por el futuro”, asegura Lucy.

Los misioneros salesianos son las únicas personas, de la treintena de ONG que trabajan en el asentamiento de refugiados de Palabek, que duermen en él. Más de 30.000 refugiados viven en Palabek, en un terreno preparado para acoger a más de 150.000. Reconoce que «los Salesianos nos ayudan, nos dan esperanza y nos acompañan en el día a día».

Lucy y sus hermanos han vuelto a la escuela y su sueño de que la paz llegue a Sudán del Sur lo acompaña con otro más personal: “Estoy estudiando Primaria y quiero ir a la Universidad para ser maestra y ayudar a otros niños con pocos recursos para que se eduquen en un ambiente de paz y se conviertan en agentes y en constructores de paz”.