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Ver todas las noticiasSalamanca elogia y aplaude el trabajo de los misioneros salesianos con los refugiados en el asentamiento de Palabek
Desde que nos ofrecieron la posibilidad de presentar el documental ‘Palabek. Refugio de esperanza’ en el Teatro Liceo de Salamanca el 31 de octubre, no se dudó ni un momento, a pesar de ser conscientes de que la fecha no era la mejor: último día del mes de octubre, muchos pensando más en Halloween que en el Día de Todos los Santos, víspera de fiesta y puente festivo y, además, segundo día no lectivo. Sin embargo, 400 personas arroparon la presentación del documental y, en muchos casos, quisieron agradecer personalmente al padre Uba al final de la proyección el trabajo de los misioneros salesianos con los refugiados en Palabek.
En la presentación del documental, enmarcada dentro de los actos del 50 aniversario de Misiones Salesianas, el portavoz de la organización hizo mención a la fecha, aclarando que para los refugiados “no hay días buenos y malos porque, por desgracia, todos son iguales. El tiempo pasa muy despacio en Palabek, al norte de Uganda, y por eso cualquier día es bueno para presentar su realidad y conocer lo difícil que es su vida mientras sueñan con la paz y con poder regresar a Sudán del Sur”, explicó Alberto López.
Tras la proyección del ‘Palabek. Refugio de esperanza’, dirigido por Raúl de la Fuente, comenzó un diálogo sobre el escenario con un montaje de fotografías del misionero que es el hilo conductor del documental.
El misionero salesiano, Ubaldino Andrade, comenzó arrancando una sonrisa al auditorio al explicar que el nombre de Uba se lo pusieron “los niños en Sierra Leona porque mi nombre es muy largo, pero al llegar a Palabek todos se reían de mí cuando me presentaba, y es que con el tiempo descubrí, al aprender la lengua local, que “Ubaa”, significa ‘rata’, así que me estaba presentando como el padre rata”.
El padre Uba quiso destacar a las protagonistas del documental: “Gladys y a Alice: dos mujeres jóvenes, madres, refugiadas y que además son viudas, pero que se sacrifican dando lo mejor de ellas mismas para poderles también ofrecer a sus hijos lo mejor, y eso lo hacen gracias a la educación, aprendiendo un oficio una y queriendo ser enfermera la otra”.
Sobre la situación de Sudán del Sur y el ejemplo que da Uganda al mundo con su política de acogida a los refugiados, el salesiano hizo hincapié en que “los ugandeses nos dan una enseñanza increíble porque el país es pobre, pero si ellos lo pueden hacer, por qué no se pude hacer en Europa. La razón última es que ellos tienen memoria, y en su día también tuvieron que huir por una guerra y fueron acogidos por Sudán en aquel entonces. Tal vez sea ése nuestro problema, que no tenemos memoria de cuando fuimos refugiados y nos acogieron”.
Al final de su intervención, el misionero salesiano que vive con los refugiados en Palabek explicó que se puede ayudar de varias maneras: “La primera y fundamental es la oración, una segunda es compartir el documental, lo han visto, la información que se les ha repartido para entender mejor a los refugiados. Otra forma, evidentemente es la ayuda económica, que es muy necesaria y que allí se multiplica y rinde hasta el infinito y, por último, yo les diría que otra forma de ayudar es ir allí y dar su tiempo y sus conocimientos para cambiar la vida de los refugiados y, a la vez, que les cambie la vida a ustedes”, comentó el padre Uba.
Decenas de personas quisieron agradecer y elogiar al final del acto el trabajo de los misioneros salesianos con los refugiados esperando para poder saludar al padre Uba y algunos, incluso, para aceptar la invitación de verle de nuevo en Palabek.