Primera jornada del Programa de Voluntariado Misionero Salesiano de Larga Estancia

De lugares de procedencia tan variados como Sevilla, Córdoba, Pamplona, Guadalajara, Ciudad Real, Coruña, Segovia y Madrid, y con edades que abarcaban entre los 25 y más de 50 años, once personas comenzaron el pasado fin de semana su proceso de formación y acompañamiento como voluntarios de larga estancia de Misiones Salesianas. Dos de las personas que comenzaron el curso ya colaboran en la Procura de Misiones como voluntarios. Pero ahora, además, han dado el paso de proyectar también su labor en terreno de misión.

El Programa de Voluntariado Misionero Salesiano de Larga Estancia es uno de los ámbitos desde el que se promueve el voluntariado en Misiones Salesianas. Pretende fomentar el crecimiento personal a través del acompañamiento a los niños, niñas y jóvenes en la misión. Y lo hace bajo el carisma salesiano de Don Bosco y siempre con las características de la empatía, la alegría y el optimismo.

Una dinámica de presentación sirvió para conocer a todos los participantes en el encuentro. Un gran rompecabezas del mundo realizado por una voluntaria de Bolivia permitió a cada uno coger una pieza. Distintos mensajes y objetivos para el comienzo de este proceso formativo era el contenido que escondía.

“Pensar bien de todos, hacer bien a todos” fue una de las frases más destacadas durante la jornada

La jornada contó con la bienvenida del director de Misiones Salesianas, Eusebio Muñoz. Después hubo una presentación de los voluntarios y la explicación de la institución. Le siguió una oración a María de la mano del director de la ONG Jóvenes y Desarrollo y una reflexión posterior sobre la motivación para hacer un voluntariado. Por la tarde un voluntario de larga estancia ofreció su testimonio y la jornada finalizó con la celebración de la eucaristía.

El coordinador inspectorial de Animación Vocacional, Misionera y Voluntariado de Santiago el Mayor (SSM), José Carlos Sobejano, explicó la figura de Don Bosco, su Sistema Preventivo en la educación y su sueño misionero. Sus palabras animaron a los participantes a dar continuidad a su legado como voluntarios. 

Por la tarde, Alejandro Aparicio, que regresó hace un mes de su estancia como voluntario en Guatemala, ofreció su testimonio y participó en un enriquecedor diálogo con el resto de voluntarios. La jornada de convivencia y formación concluyó con una eucaristía y la entrega de unos de unos símbolos para agradecer su “sí” de entrega en este camino de solidaridad.

El curso de voluntariado continuará a través de sesiones online hasta un próximo encuentro presencial previsto para el mes de septiembre. El objetivo es que cuando la situación de la pandemia mejore puedan ser enviados como voluntarios de larga estancia a diversas obras salesianas de América, Asia y África a finales de año.