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17 septiembre, 2020

Una ‘vuelta al cole’ en Venezuela marcada por el hambre y el miedo al coronavirus

Venezuela ha pasado de ser el país más rico de América del Sur a vivir una situación equiparable a los más pobres de África. La crisis económica, política y social que sufre la población la sitúan en la extrema pobreza. Sin comida, sin agua, sin electricidad, sin medicamentos, sin combustible… y, además, con la amenaza constante del coronavirus, la vuelta al cole se convierte en un riesgo para los menores.

La situación es crítica para la población pero la pandemia representa la última preocupación para las familias. La prioridad no es el miedo al contagio, sino poder comer. El ingreso medio diario de un venezolano es de apenas el equivalente a 0,55 euros, así que la conclusión es clara: hoy todos son pobres.

El incremento de los precios y las largas colas que hay que hacer para conseguir algo de comida, combustible o medicinas son continuos. Pero este motivo, los menores se convierten en la población más vulnerable. Un reciente estudio revela que el estado nutricional (talla/edad) de los niños y niñas en Venezuela se parece más al de países africanos como Nigeria o Zambia que al de cualquier país del entorno.

Ante esta durísima situación, denunciamos la opresión que sufre la población y seguimos al lado de los más necesitados. La principal ayuda consiste en el reparto de comida, agua y productos de higiene. Lo hacemos especialmente entre los niños y niñas que acuden a diario a alguno de los siete programas que la Red de Casas Don Bosco tiene por todo el país. Pero también ayudamos a los migrantes que regresan, organizamos Ollas solidarias en las parroquias para las familias y acompañamos a las comunidades indígenas de la Amazonia.

“La emergencia del coronavirus ha empeorado la crisis humanitaria iniciada en 2016 y de la que no se ve la salida. Ahora mismo el coronavirus es la menor de las preocupaciones aunque los contagios y las muertes aumenten sin que se conozcan las cifras reales”, explican los misioneros salesianos.

Entrega de comida a los menores en una de las Casas Don Bosco.

Iniciativas solidarias salesianas para paliar el hambre de los pequeños y la desesperanza de los mayores

La Asociación Civil Red de Casas Don Bosco ofrece a diario en sus siete centros más de 700 desayunos y comidas a niños y niñas en situación de vulnerabilidad, así como kits de higiene. “Si no fuera por este apoyo no tendrían qué comer, y cada vez tenemos más casos de desnutrición”, asegura Leonardo Rodríguez, director de estas obras sociales salesianas.

Algunos de estos menores viven en las Casas Don Bosco porque tienen medidas de protección por situaciones de violencia en el hogar. Otros, que son huérfanos o que sus padres emigraron y los dejaron solos, participan en los programas llamados Patio Abierto. “En ellos se mantiene el apoyo psicoeducativo, la seguridad alimentaria y los servicios de agua, saneamiento e higiene. Supone un gran esfuerzo acentuado por la situación de la pandemia, pero merece la pena”, recalca Rodríguez.

Gracias al apoyo de Misiones Salesianas el programa entrega a los menores una bandeja personalizada para el desayuno y la comida. En todo momento se mantiene la distancia social y las medidas higiénicas para prevenir los contagios.

Pero la incertidumbre este mes también afecta a la vuelta al cole, ya que la cuarentena continúa siendo efectiva. En muchos lugares no hay profesores porque se les dejó de pagar y en la mayoría de centros resulta imposible implantar medidas higiénicas por la escasez que hay. Ante esta situación, la Red de Casas Don Bosco ha puesto en marcha una modalidad de educación de emergencia en sus siete programas a nivel nacional con una matrícula para 4.184 niños, niñas y adolescentes.

En medio de las dificultades, los misioneros salesianos, como haría Don Bosco, continuamos ayudando e infundiendo esperanza a la población. Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes más necesitados incluso en las condiciones más adversas como las actuales de Venezuela, son la opción preferencial.

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