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Ver todas las noticiasDía de la Infancia: niños y niñas más pobres y más vulnerables por el coronavirus
En el mundo había a principios de año más de 150 millones de niños y niñas que vivían en las calles, más de 300.000 menores que eran utilizados como soldados en conflictos armados, más de siete millones de niños y niñas que eran refugiados y la mitad no iba a la escuela, más de 250 millones de menores que no tenían garantizado el acceso a la educación, 41.000 niñas al día que eran obligadas a casarse, miles de niños y niñas que no eran registrados al nacer… Todo eso ha cambiado, y lo ha hecho a peor por el coronavirus. El confinamiento, unido a la pobreza y a la escasez de medios para prevenir los contagios ha dejado a millones de menores sin escuela, sin hogar, sin comida… son más vulnerables y ni ellos ni sus derechos fundamentales no son tenidos en cuenta.
La pandemia ha hecho retroceder todo lo conseguido en cuanto a derechos de los niños y de las niñas en el mundo. Mañana, que conmemoramos el Día Mundial de la Infancia, es una buena oportunidad para reflexionar sobre la situación actual de los menores debido a la pandemia. Los misioneros salesianos hemos estado, y seguimos haciéndolo, al lado de los niños, niñas y jóvenes más vulnerables. Hemos realizado actividades online para crear un patio virtual, hemos visitado, junto a cientos de voluntarios, a miles de niños y niñas para ofrecerles apoyo escolar, hemos distribuido comida, miles de mascarillas y kits de alimentos e higiene…
Pero sigue haciendo falta mucho más tal y como reflejan los testimonios de los menores: “Mi abuela se contagió de coronavirus, mis padres han perdido su trabajo. La vida se ha vuelto mucho más difícil”, dice Jordan desde Cape Town, en Sudáfrica. Neena, por su parte, que vive en Kerala (India), se encuentra confundida y triste “sin poder salir de casa, sin ir a la escuela, sin poder jugar con mis amigos”. Mientras, Mwaka, desde el asentamiento de refugiados de Palabek, en Uganda, explica que “antes de la pandemia iba a la escuela, ahora tengo que hacerme cargo de mis hermanos pequeños mientras mi madre sale a buscar comida para nosotros”.
Muchos niños y niñas han dejado de soñar y de tener oportunidades de futuro por culpa de la pandemia
El coronavirus ha hecho retroceder años de esfuerzos y de avance en la defensa de los derechos de los menores. Como se está demostrando, las consecuencias de la pandemia traen más hambre, más pobreza y más desigualdad para los niños y niñas de todo el mundo.
Las agencias internacionales advierten que cuando el coronavirus acabe habrá 24 millones de menores que no volverán a la escuela y 54 millones sufrirán desnutrición. Los efectos, sin embargo, están contribuyendo a que aumenten los matrimonios forzosos, los embarazos adolescentes, el trabajo infantil, el alcoholismo…
Los niños, niñas y jóvenes, especialmente los más vulnerables, son nuestra razón de ser. Como hacía Don Bosco, les ofrecemos acogida, educación y oportunidades de futuro para que sean protagonistas de sus vidas. Los acompañamos en su proceso educativo, en sus juegos, deportes y en el desarrollo humano y espiritual.
Guarderías, escuelas, centros de acogida, centros de formación profesional, de alfabetización, centros juveniles, universidades… la educación es nuestra herramienta en más de 130 países para defender los derechos de la infancia, pero también necesitan cariño para devolverles su autoestima y dignidad, para que vuelvan a reír, a jugar y a soñar. En definitiva, a disfrutar de la niñez.