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Ver todas las noticiasMás de 1,7 millones de personas viven desplazadas en el norte de Etiopía por la guerra en la región de Tigray
Miles de muertos, heridos y desaparecidos. Decenas de miles de refugiados, más de 1,4 millones de niños y niñas sin ir durante un año a la escuela por la pandemia y la guerra y más de 1,7 millones desplazados por el conflicto armado en el norte del país es el balance de los seis meses de guerra que vive la región de Tigray. Millones de personas necesitan ayuda urgente por la falta de agua, alimentos y acceso a la salud. Los misioneros salesianos que trabajan en las ciudades de Mekelle, Adigrat, Shire y Adwa tratan de atender a la población más necesitada desde el primer momento con el reparto de ayuda de emergencia y con proyectos puestos en marcha gracias a la solidaridad salesiana mundial.
La guerra que sufre la región de Tigray, en el norte de Etiopía, desde el 4 de noviembre de 2020 es la causa del desplazamiento forzoso que han sufrido más de 1,7 millones de personas en la zona, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Pero el conflicto armado continúa y el número de desplazados aumenta cada día. A la extrema violencia que sufre la población hay que sumarle, además, la cifra de más de 5.000 menores separados de sus familias en la huida en estos meses de conflicto y los casi 3.000 niños y niñas que han quedado huérfanos.
En una de las ciudades de Tigray en la que trabajan los misioneros salesianos, Adigrat, las personas desplazadas superan a la población que vive en la zona: viven alrededor de 160.000 personas y ya se han contabilizado más de 188.000 desplazados. El conflicto armado ha limitado las cosechas y tan sólo el 30% de la población ha tenido acceso a los alimentos. Además, la pandemia y la época de lluvias, que está a punto de comenzar, complican la situación aún más.
Las personas desplazadas necesitan ropa, alimentos, agua y refugio de manera urgente
Muchos desplazados se encuentran en casas de familiares y amigos y otros ocupan las escuelas, que llevan más de un año cerradas, y las iglesias para poder vivir allí. Sin embargo, la mitad de ellos sobrevive a la intemperie sin recursos de higiene ni ropa de abrigo.
La violencia de los combates y la falta de seguridad, los traumas vividos y la necesidad de alimentos los obligaron a huir y en la actualidad son también los motivos que les impiden regresar a sus hogares. La mayoría de las personas desplazadas son mujeres y niñas. Más de 64.500 mujeres son cabeza de familia, más de 32.000 tienen con ellas a menores lactantes y más de 21.000 están embarazadas.
En la capital de la región, Mekelle, los misioneros salesianos han contabilizado más de 170.000 desplazados internos. En las otras ciudades de Tigray donde trabajan los Salesianos las cifras de desplazados también son muy altas: más de medio millón de personas en Shire y más de 150.000 en Adwa.
Los misioneros salesianos, junto a otras congregaciones religiosas, han destinado más de 300.000 euros en la ayuda desde el principio de la emergencia a más de 5.000 familias. El reparto de alimentos, ropa de abrigo, colchones, agua y kits de higiene continúa para aliviar la situación de quienes lo han perdido todo.
Algunas de las aulas de las escuelas que acogen personas desplazadas albergan hasta 20 familias. No disponen de útiles de aseo ni de cocina, y además tienen las ventanas y las puertas rotas. Los misioneros salesianos, junto a la solidaridad de las familias que viven cerca de estas escuelas, les llevan alimentos y mantas, pero la ayuda resulta insuficiente ante el incremento diario de las personas desplazadas.