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25 abril, 2022

Emergencia Ucrania. Ayuda salesiana para huir entre bombas desde la región de Lugansk, al este del país

La guerra continúa sacando a la luz cada día las atrocidades que está sufriendo la población: matanzas indiscriminadas, violaciones… Casi once millones de personas desplazadas y cerca de cinco millones de refugiados en los países vecinos de Ucrania dan una idea de la magnitud de un conflicto que se prolongará en el tiempo aunque las bombas dejen de caer. Los testimonios de los que han logrado huir continúan estremeciendo, como el de la familia de Anatoly y Rania, junto a sus tres hijos, que lograron salir de la región de Lugansk gracias a la ayuda de los misioneros salesianos y que ahora están a salvo en Lviv. La emergencia, por tanto, continúa.

Anatoly y Rania son una pareja joven, con tres hijos pequeños de 15, 8 y 6 años, que vivían en la tranquila aldea de Toshinvka, en la región de Lugansk, en el este de Ucrania. “Teníamos planes para el futuro, cultivábamos la tierra, veíamos a nuestros hijos crecer felices y esperábamos la llegada de la primavera cuando todo cambió el 24 de febrero”, recuerda el padre.

Es día, “nuestro estado de ánimo cambió porque nos despertamos con las explosiones. Comenzó el pánico en todo el pueblo y todos fuimos a comprar harina, azúcar, sal, aceite… Una semana después, no había nada más que especias en la tienda. No teníamos mucha comida, pero pudimos seguir cocinando algo con los vecinos para nuestros hijos mientras las bombas caían”, cuenta Rania.

El 19 de marzo fue un día aterrador para todo el pueblo. “Las bombas cayeron sobre nuestra casa y todo tembló, nos tiramos al suelo y nos vimos rodeados de piedras, cristales… los niños gritando de miedo… Tratamos de calmarlos porque pensamos que moriríamos ahí. ¡Fue terrible!”, explica el matrimonio.

 

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“Soñábamos a diario con la paz y todas las noches rezábamos el ‘Padre Nuestro’ juntos”

A partir de ese momento, salvar la vida y soñar con la paz se convirtieron en los pensamientos recurrentes de todos. “Corrimos a la escuela y rezamos para que no cayeran más bombas. Desde ese día todos vivimos en el sótano de una escuela que servía como refugio antibombas. No había ventanas y hacía frío porque teníamos dos pisos sobre nosotros”.

Con familias del pueblo cercano de Lower formaron un grupo muy unido mientras fuera del refugio todo continuaba siendo aterrador entre explosiones y el sonido de los aviones y helicópteros. Sin embargo, un día llegó el misionero salesiano Oleh Ladnyuk en su furgoneta blanca y repartió comida y velas. “Los niños cambiaron su semblante gracias a las galletas y los padres también nos llenamos de esperanza por tener algo de comida”, comenta Anatoly.

Al día siguiente cayó una bomba cerca de la escuela y, aunque no causó daños en las familias, “desde ese momento sólo pensamos en llevarnos a los niños a un lugar seguro, pero no teníamos dinero ni transporte”. Entonces, la directora de la escuela se encargó de todo y reunió a todas las familias para salir en un autobús.

“Durante el viaje le teníamos miedo a cualquier nube gris pensando en los bombardeos”

Eran 40 personas y su viaje a Zolotarívka, a apenas 40 kilómetros desde Toshkivka, sólo vieron la destrucción de las bombas a su alrededor. Lograron llegar a la estación, y cuatro horas después, viajaron en tren a Sloviansk, y desde allí, y tras varios días de viaje, llegaron a Lviv.

“Llegamos de madrugada a la estación de tren de Lviv, y nos llevaron al segundo piso, donde todo estaba organizado para recibirnos y darnos lo que necesitábamos: mantas, colchones, almohadas… Los niños se durmieron y a nosotros nos entraron las dudas: ‘¿Dónde estamos ahora? Sin trabajo, sin casa…’”, relata Rania.

Permanecimos todos juntos como una familia, y a la mañana siguiente, de nuevo los Salesianos aparecieron en nuestras vidas. “Esta vez fue el padre Mykhaylo Chaban el que nos llevó a la casa salesiana y nos instaló en una cómoda habitación. La cálida bienvenida nos dio paz, así que gradecemos mucho a todos los que nos han ayudado en todo este tiempo”, finaliza Anatoly.

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