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Volver a empezar de cero

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Tenemos más trabajo que nunca

Hambre por la mañana, hambre a mediodía y hambre a la hora de cenar. Es lo que sienten miles de personas como consecuencia de la pandemia. Los misioneros salesianos seguimos al lado de las personas y tenemos más trabajo que nunca. El campo de acción ahora es más grande y hemos tenido que volver a empezar casi de cero para satisfacer las necesidades más básicas

Volver a empezar de cero

Como en el asentamiento de Palabek, que era un refugio de esperanza para más de 56.000 personas y ahora se han quedado solo porque la mayoría de organizaciones se ha ido de allí por el Covid-19.

El estrés por la falta de comida, el miedo a los contagios, el cierre de escuelas y los confinamientos han traído al asentamiento episodios de violencia, han aumentado los embarazos en adolescentes y el consumo de alcohol.

Más de 25.000 niños y niñas del asentamiento viven en condiciones extremas, sin escuela, sin atención médica, muchos de ellos abandonados… sin oportunidades de futuro.

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«Sal y encuentra azúcar»

Yaya es una joven refugiada en Palabek que vive con su familia. El coronavirus está haciendo que sus vidas sean aún más difíciles. Falta de todo en casa y un día su padre le dijo que ya era mayor y que debía contribuir a los gastos familiares: «Sal y encuentra azúcar».

Yaya lo entendió a la primera. Vendería su cuerpo por algo de dinero para poder sobrevivir, ella y su familia.

 

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Estas situaciones, por desgracia, también se han convertido en habituales en otros campos de refugiados de todo el mundo.

Casi 80 millones de personas en el mundo

Niños, niñas y jóvenes sin escuela, escasez de alimentos y agua, falta de ingresos, pocas oportunidades de futuro… Sin embargo, seguimos estando al lado de las personas en el campo de Kakuma (Kenia), en Gumbo (Sudán del Sur), en Perú con los migrantes venezolanos, en Turquía con refugiados de Irak o Afganistán, en Líbano con los que huyen de la guerra de Siria…

Empezar de cero no es fácil, pero juntos podemos alcanzar lo que nos propongamos.

Educación, alimentación, seguridad, medidas de prevención… niños, niñas, jóvenes y sus familias necesitan nuestra ayuda.

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