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20 abril, 2020

Puertas abiertas en el Desayunador Salesiano Padre Chava de Tijuana: “Cerrar por el coronavirus no es una opción”

El Desayunador Salesiano Padre Chava de Tijuana (México) acompaña, atiende y acoge desde hace varias décadas a los más vulnerables. En este lugar no sólo se sirven platos de comida, sino que presta ayuda y se da cobijo a los migrantes. Sin embargo, debido al coronavirus, la obra salesiana ha suspendido algunos de los servicios que presta: asesoría legal, atención psicológica, apoyo escolar para los niños, peluquería, y las actividades de oratorio del fin de semana.

La emergencia sanitaria del Covid-19 en México deja ya miles de personas contagiadas y las actividades se detuvieron hace tiempo. En la zona fronteriza con Estados Unidos viven cientos de miles de personas con el deseo de cruzar la frontera. Para ellas, que viven con lo puesto, el Desayunador Padre Chava mantiene abiertas sus puertas a pesar de la situación que se vive.

La obra salesiana continúa atendiendo a los migrantes porque no tienen la oportunidad de acceder a cuestiones básicas como la alimentación y la atención médica. Ante esta crisis mundial, se han tenido que duplicar los esfuerzos para seguir ayudando con el riesgo de la propagación del virus: “Aunque la posibilidad esté latente, el hambre y la necesidad en estos días de escasez incrementan”, afirma el salesiano Agustín Novoa, director del Desayunador Padre Chava.

La fila de migrantes que esperan atención en el Desayunador ahora se triplica por el coronavirus.  

Desde hace cuatro semanas los beneficiarios ya no pueden sentarse a comer en una mesa para evitar las aglomeraciones. Sin embargo, el Desayunador sigue abierto hasta una hora y media más de lo habitual y sirviendo más de 1.200 almuerzos diarios para llevar en contenedores plásticos. La comida que se entrega contiene arroz o frijoles, un pedazo de pan, carne o huevo, una bebida de 250 mililitros y en ocasiones fruta.

Los voluntarios que preparan y entregan de los alimentos guardan todas las medidas de precaución posibles para evitar contagios. Tienen mascarillas y guantes, ayudan a desinfectar las manos de quienes acuden y guardan distancias de seguridad entre todos. La indumentaria y los materiales que portan los voluntarios (guantes, mascarillas y gel) han sido donados, pero también se va agotando.

El servicio de atención médica permanece también en funcionamiento con aproximadamente 40 pacientes diarios. Por su parte, el albergue temporal para migrantes ha tenido que suspender los ingresos, aunque su capacidad de ocupación está a la mitad. En él permanecen 53 personas que ya se encontraban en el lugar antes de la emergencia sanitaria para evitar contagios.

Ante un escenario así, “cerrar el Desayunador por el coronavirus no es una opción, ya que afectaría a miles de personas”, afirman los Salesianos. Esta población vulnerable dejaría de recibir un alimento que, en muchos casos, el único que toman al día. De esta forma, también se ayuda a mantener la paz social y no aumentan los índices de violencia por la desesperación que sufren.

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