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12 febrero, 2024

Día contra la Utilización de Menores Soldado. Programas salesianos de acogida, atención y reintegración social

El Día contra la Utilización de Menores Soldado, que se conmemora hoy, 12 de febrero, fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en mayo de 2000 y ha sido ratificado por 168 estados miembros de la ONU. En la actualidad hay al menos 250.000 niños y niñas soldado en el mundo en una veintena de conflictos. En muchos países donde trabajamos les ofrecemos acompañamiento y ayuda para superar los traumas y educación para su reintegración familiar y social. Gracias a la educación, todos ellos han disfrutado de una segunda oportunidad en la vida con las herramientas necesarias para convertirse en profesionales y vivir con autonomía.

Naciones Unidas publicó un informe sobre los devastadores efectos que los conflictos armados tienen sobre los menores. La matanza y la mutilación sufrida por niños y niñas fue la violación grave más verificada, seguida del reclutamiento y la denegación del acceso humanitario. El uso de niños y niñas soldado es la forma más extrema de explotación infantil. Estos menores pasan por experiencias terribles que los dejan insensibilizados y traumatizados, y la mayoría no puede olvidar los abusos que sufrió. 

La pobreza y la falta de oportunidades originadas por la pandemia de Covid-19 han creado más situaciones de menores en riesgo de ser reclutados por fuerzas y grupos armados, o de violencia sexual o secuestro. Nuestro documental Alto el fuego (2017) refleja la situación de varios menores que fueron reclutados por la FARC en Colombia y que huyeron de la violencia para formar parte de uno de los programas psicosociales de Ciudad Don Bosco-Medellín, Construyendo sueños, donde empezaron una nueva vida. El cortometraje cuenta sus historias de superación y, sobre todo, de esperanza, con una apuesta decidida por la educación y por la paz.

“Entré en el grupo armado a los 12 años porque era muy rebelde y quería ganar dinero”

Luis Estiven Yugüe es un joven colombiano de 18 años que lleva 20 meses en la Casa de Protección Especializada (Capre) de los Salesianos en Ciudad Don Bosco-Medellín. “Yo entré en el grupo armado a los 12 años porque no me gustaba estudiar y quería tener dinero. Mi familia era muy pobre y yo era muy rebelde, así que trabajaba con una moto-taxi”, recuerda. “Conocí a unos comandantes del grupo y le dije a uno de ellos que yo quería entrar en la guerrilla”.

Mi vida fue muy dura y peligrosa porque la ponía en riesgo siempre. El entrenamiento era duro, la soledad, la responsabilidad siendo tan pequeño… Hice cosas muy malas cómo ver a una madre a la que le mataban a su hijo o cómo le hacían daño a la gente honesta. Estuve en el grupo hasta el 26 de abril de 2021, cuando el ejército me cogió en un pueblo”, explica Luis. 

A la semana de su detención lo llevaron al programa de Ciudad Don Bosco-Medellín. “Sentía mucha desconfianza, porque eso fue lo que me enseñaron. Me acogieron y me ayudaron mucho en mi proceso, con mis adicciones y mi comportamiento”, explica. “Ahora soy muy feliz, y me ayudan a tener una nueva vida, a pensar que las cosas pueden ser mejores y que la paz sí se puede lograr sin las armas. Para mí el CAPRE (Casa de Protección Especializada) significa un cambio y, de hecho, voy a empezar a trabajar en un taller de mecánica y ahora sé que soy un embajador de la paz”.

Trabajamos en numerosos países para acogerlos, acompañarlos y ofrecerles educación

En el mundo hay decenas de miles de niños y niñas que participan en guerras en la actualidad. Las armas son sus juguetes y nuestro objetivo es cambiar pistolas por librosdevolverles la infancia y educarlos en una cultura de paz. Los niños y niñas soldado se han convertido, por desgracia, en uno de los negocios más rentables de la guerra, ya que sus cualidades y capacidades otorgan ventaja siempre al bando que los recluta porque aprenden muy rápido, obedecen sin protestar, son muy leales a los mandos, realizan las labores más peligrosas con fanatismo y sin analizar los riesgos, no comen demasiado y son fácilmente reemplazables.

Por eso los misioneros salesianos en numerosos países como Colombia, Liberia, Centroafricana, Malí… tienen programas para acogerlos, acompañarlos y reintegrarlos en la sociedad gracias a la educación con un porcentaje de éxito que supera el 90%. El lugar de los menores es la escuela y la familia. Tienen que jugar y aprender siendo niños y no adquirir responsabilidades de adulto ni realizar actividades peligrosas.

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