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Ver todas las noticiasLa esperanza salesiana para la infancia en situación de calle: niños y niñas invisibles para el mundo
No hay un censo oficial, ni causas comunes que puedan explicar la estimación de que entre 100 y 150 millones de menores en el mundo sobreviven en la calle, sin un lugar estable y lejos de sus familias. Es un fenómeno visible en Asia, en América y en África, asociado sobre todo a la pobreza y a la violencia. Son menores sin infancia, en continuo peligro, que sufren discriminación y que tienen la mayoría de sus derechos comprometidos por la falta de comida, de acceso a la salud y a la educación. Los misioneros salesianos en muchos países tienen programas para encontrar a estos menores en las calles, darles refugio, comida, higiene, salud y educación, con el objetivo final de reintegrarlos con sus familias y de que cambien sus vidas.
El fenómeno de los niños y niñas en situación de calle va en aumento porque es el resultado del descontrolado crecimiento urbano, de la pobreza, de los problemas familiares y de la falta de oportunidades. Muchos menores no tienen elección, porque fueron expulsados de sus hogares por la falta de comida o son huérfanos. Otros, sin embargo, eligen vivir en la calle para escapar de los malos tratos en su casa.
Muchos sobreviven en los puestos de los mercados cuando cierran o en coches, como Andre en Kinshasha; otros, como Haja en Madagascar, buscan comida en los basureros de la capital, Antananarivo; los hay que sobreviven vendiendo fruta o cargando mercancías, como Patrick en el puerto de Freetown; y otros viven en pandillas en la calle para sentirse más seguros como Almiro en Luanda (Angola), o en estaciones de tren como Hem en Bangalore (India)… y así hasta alrededor de 150 millones de niños y niñas en el mundo que sobreviven rodeados de peligros en la calles, expuestos a la violencia y a los abusos y sin el calor de una familia ni un hogar.
También hay niñas que viven en la calle. Ellas están más expuestas a la violencia y a los abusos. Muchas son traficadas y sufren explotación sexual para poder comer y pagarse sus estudios.
La acogida y la educación representan una segunda oportunidad para los menores en situación de calle
Los menores en situación de calle son uno de los sectores que más ha sufrido las consecuencias del coronavirus en los últimos años. Han sobrevivido sin un lugar para guardar el confinamiento, sin agua para la higiene ni mascarillas para evitar contagios y sin comida ni medios para conseguir algo de dinero…
Gracias a equipos multidisciplinares formados por trabajadores sociales, educadores, médicos y psicólogos, los misioneros salesianos salen al encuentro de estos chicos y chicas para ofrecerles un cambio de vida en un ambiente familiar. Dormir sobre una cama, tener ropa limpia, poder ducharse, comer tres veces al día… Honduras, Uruguay, Perú, Ecuador, Venezuela, Angola, Tanzania, Kenia, Madagascar, Uganda, RD Congo, Costa de Marfil, Sudán del Sur, Sierra Leona, Benín, India… son sólo algunos ejemplos de este trabajo que logra rescatar cada año de las calles a miles de menores.
A todos les cuesta el cambio y aceptar algunas normas, pero la gran mayoría acaba adaptándose y aprende a convivir con un horario y con otros chicos y chicas como ellos. Con el tiempo, la decisión de dejar atrás la calle lleva aparejada otra: regresar a la escuela o aprender un oficio.
La educación se convierte entonces en la mejor herramienta de cambio. Superan los traumas del pasado, ganan confianza, aprecian la acogida y el esfuerzo y se ponen metas para el futuro. En paralelo, los programas salesianos, junto con las autoridades, intentan localizar a sus familiares para lograr la reintegración familiar y ofrecerles un futuro lleno de esperanza y oportunidades.