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19 enero, 2023

Haja, un joven referente para sus hermanos más pequeños desde el centro salesiano de acogida en Madagascar

Haja reside desde hace tres años en el centro salesiano Notre Dame de Clairvaux. Está en su tercer año de carpintería y es el mayor de siete hermanos, cuatro niños y tres niñas. Nació en Antananarivo, uno de tantos suburbios pobres de la capital de Madagascar, lleno de chabolas, pobreza y carencia total de servicios. Toda su vida conoció a su padre sin un trabajo fijo y a su madre enferma. Por este motivo sus hermanos nunca fueron a la escuela. Él, sin embargo, se lo propuso con gran voluntad, pero sólo lo logró a trompicones y de forma esporádica.

Los misioneros salesianos dirigen en Ivato, cerca del aeropuerto de la capital, el Centro Notre Dame de Clairvaux. Allí acogen a más de un centenar de adolescentes y jóvenes de entre 12 y 22 años. El centro consta de un internado para huérfanos, niños en situación de riesgo o en situación de calle a los que los Salesianos dan un apoyo integral (atención médica, alimentación, vestido, vivienda y educación).

El objetivo de los misioneros salesianos es ofrecer a cada uno de estos jóvenes una oportunidad de futuro. Para ello se ofrecen programas de formación que responden a las capacidades de los jóvenes y a las necesidades de la sociedad malgache (mecánica de automóviles, herrería, agricultura, ganadería, carpintería y albañilería). 

Haja lleva tres años en centro Clairvaux, mientras que dos de las hermanas residen en el centro que las Salesianas también tienen para niñas. Era un niño muy alegre, que animaba los cantos tradicionales llamados zafindràony entre sus compañeros de juegos. También era un excelente deportista. Pero desde que la calamidad pareció cebarse con la vida de su familia está serio y triste, sobre todo cuando piensa en sus seres queridos. Hace unos meses su madre murió, y la nueva mujer de su padre no acepta a sus hermanos.

En contextos de gran pobreza como el de Haja, la prioridad es poder comer una vez al día 

Por esta situación Haja sufre en silencio y pregunta a los misioneros salesianos qué hacer y cómo actuar con su nueva madre… Pero a pesar de todo, mantiene su empeño de seguir estudiando. Ahora está haciendo prácticas en una pequeña empresa de Antananarivo en la que es muy valorado por su capacidad de trabajo.

Por su preocupación por el resto de la familia, Haja pidió a los Salesianos poder salir del centro Clairvaux los viernes por la noche para ayudar a su padre durante el fin de semana. Cuando regresa al centro muy temprano los lunes por la mañana, busca al padre Herminio y le cuenta todo sobre su fin de semana antes de ir a la escuela

Cuando regresó a Clairvaux un lunes, lo acompañó un amigo suyo al que quería mostrarle el lugar donde residía y estudiaba. Lo hizo con gran satisfacción y lo invitó a ir al centro el próximo año.  Esta es la historia de los primeros 17 años de Haja. Su futuro aún no está escrito; pero los cimientos para un proyecto lleno de oportunidades los está construyendo en el centro salesiano Clairvaux. Es consciente y dice que “Don Bosco me sonríe y me acompaña”.

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