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Ver todas las noticiasProyecto de producción agrícola y seguridad alimentaria para los refugiados del asentamiento de Palabek (Uganda)
Las condiciones de vida de los refugiados son muy difíciles. Lejos de su hogar, de sus familias y sin recursos, el tiempo pasa muy despacio en un asentamiento de refugiados. Su vida se reduce al terreno de 30×30 metros que les dan al llegar y en el que tienen que construir su vivienda y con suerte un pequeño huerto. La llegada de la pandemia redujo más de un 30% la cantidad de comida que el Programa Mundial de Alimentos entrega a cada refugiado en el asentamiento. Por ese motivo, los misioneros salesianos han puesto en marcha un proyecto para mejorar los cultivos y la alimentación que beneficiará a casi 3.000 personas de forma directa y a casi 12.000 de forma indirecta del proyecto de seguridad alimentaria.
El asentamiento de refugiados de Palabek alberga en la actualidad a más de 56.000 refugiados que han huido de la guerra en Sudán del Sur. Una treintena de ONG trabaja con los refugiados, pero los misioneros salesianos son los únicos que viven junto a ellos dentro del campo. En cuatro años los Salesianos han abierto una escuela técnica para 500 alumnos. También, cuatro escuelas infantiles para casi 800 menores. Ofrecen programas de alimentación, de sensibilización, liderazgo y cultura de paz para los jóvenes, tienen centros juveniles para 3.000 jóvenes en seis centros y han inaugurado más de una docena de capillas.
A pesar de la convivencia en paz, el mayor problema siempre es la falta de comida. Un pequeño terreno concedido a cada unidad familiar sólo es suficiente para el cultivo de hortalizas. Sin embargo, la aridez de la tierra y la escasez de agua complican todo mucho más. Además, la reducción de la cantidad de comida entregada a cada refugiado para un mes tras la llegada de la pandemia y el confinamiento ha hecho saltar las alarmas sobre la desnutrición de la población. Más de la mitad de los refugiados en Palabek no tiene suficiente comida y la mayoría sólo come una vez al día.
Casi 12.000 personas serán las beneficiarias indirectas del proyecto de seguridad alimentaria
Ante esta situación, los misioneros salesianos, con la ayuda de diversas ONG y procuras salesianas han comenzado un proyecto agrícola y de seguridad alimentaria. Con él pretenden que Palabek continúe siendo un refugio de esperanza creando medios de vida sostenibles para los refugiados y contribuyendo a la seguridad alimentaria.
El proyecto incluye los llamados contenedores de la felicidad, gracias a la ONG salesiana suiza Jungendhilfe Weltweit, que servirá para almacenar las cosechas. Casi 3.000 personas participarán en los grupos de agricultores para mejorar las técnicas y el aprovechamiento de las semillas. Además, aprenderán a criar aves de corral, domesticarán bueyes para la siembra, conocerán técnicas de producción de setas y también de plantación de árboles.
El aumento de la producción de cultivos y el ganado es clave para la vida diaria de los refugiados y para poder reducir la dependencia de la ayuda alimentaria. La reducción en el reparto de las raciones de alimentos para los refugiados debido a la pandemia hace pensar en que cada vez se reducirá más a medida que aumente la población del asentamiento.
El grupo objetivo del proyecto son los hogares más vulnerables, es decir, jóvenes y mujeres mayores de 18 años que realizan prácticas agrícolas guiados por profesores, aprenden actividades generadoras de ingresos y habilidades empresariales. Una vez que adquieren los conocimientos se convierten en supervisores de los nuevos participantes y el efecto que se consigue es multiplicador.
Los jóvenes agricultores plantan maíz, cassava, frijoles, cacahuetes, sorgo, soja y ajonjoli. Todos se sienten responsables y copartícipes del programa, cuidan los terrenos que cultivan, las herramientas que utilizan y aplican las nuevas técnicas de cultivo y de cría de animales en las zonas donde viven.
