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1 diciembre, 2022

El testimonio de Jim, un jubilado que pone su experiencia al servicio de los jóvenes de Timor como voluntario

El 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional del Voluntariado, una jornada para visibilizar y agradecer la labor desinteresada de servicio que prestan muchas personas para construir un mundo mejor. Asociamos el voluntariado a jóvenes que en su periodo de estudios o de vacaciones comparten su tiempo y sus conocimientos con los más desfavorecidos, pero el Voluntariado Misionero Salesiano no tiene edad, porque es un estilo de vida. Jim, un irlandés ya jubilado, es sólo un ejemplo de lo que significa compartir conocimientos y experiencia sin importar la edad.

Después de una vida dedicada al trabajo, hay personas que deciden tomarse un merecido descanso y comenzar una nueva etapa de viajes y otras actividades. Pero también hay quienes, todavía llenos de energía, optan por ponerse al servicio de los demás, convirtiéndose en voluntarios misioneros. Es el caso de James Finlayson, un jubilado irlandés que creció en Australia. Sin embargo, desde febrero ofrece sus conocimientos como voluntario en la casa salesiana de Comoro, cerca de Dili (Timor Oriental). Allí forma parte del Proyecto de Voluntariado Salesiano Cagliero.

Jim, como lo llaman los jóvenes a los que educa y a los que sirve, colabora en las actividades salesianas del Centro de Formación Profesional Salesiana de Comoro. Con un pasado como profesor a sus espaldas, no podía dejar pasar la oportunidad de seguir formando a los jóvenes una vez finalizada su etapa laboral. Jim solicitó participar en el Programa de Voluntariado Misionero Salesiano Cagliero, de la Inspectoría salesiana de Australia y Pacífico, y se puso a disposición de los salesianos de Timor.

El Voluntariado Misionero Salesiano fomenta la solidaridad y ayuda a construir un mundo mejor

Llegó a su destino hace casi un año y sigue tan entusiasmado como el primer día con su labor de servicio a los jóvenes. Sus jornadas de trabajo seguro que son ahora más largas y cansadas que cuando percibía un salario, pero reconoce que “ahora todo es más gratificante”. Todos los días enseña inglés en las aulas y luego imparte clases de carpintería a estudiantes de construcción general en el taller de formación profesional.

Versátil y siempre dispuesto, Jim se mueve con la misma soltura entre los pupitres que entre tableros y marcos de madera. Ayuda a los estudiantes de carpintería a realizar modelos de varios tipos de techos a dos aguas, así como una estructura básica para hacer escaleras; ambos trabajos importantes para los carpinteros.

El Proyecto Cagliero, nacido en 2007, toma su nombre del guía de la Primera Expedición Misionera Salesiana, Giovanni Cagliero, en 1875. Fomenta la solidaridad entre las diferentes Inspectorías de la Región Asia Este-Oceanía. Y, precisamente, en nombre de esta solidaridad los voluntarios que la integran han ido no sólo a Timor Este, sino también a Tailandia, Camboya, Samoa y Zambia.

Los voluntarios del Proyecto Cagliero se comprometen a trabajar a la “manera salesiana”, lo que significa que los jóvenes se ponen en el centro de todo. Así se ofrece a los voluntarios, jóvenes y mayores, la posibilidad de contribuir a la misión de Don Bosco, es decir, servir a los niños más pobres y desfavorecidos y convertirlos en buenos cristianos y honrados ciudadanos.

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