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19 junio, 2020

Día Mundial de los Refugiados: más de 79,5 millones de personas no pueden quedarse solas

El coronavirus sigue afectando a la mayoría de países del mundo. La pandemia no ha distinguido entre países desarrollados y en vías de desarrollo, entre economías solventes con sistemas sanitarios modélicos y regiones endeudadas y poblaciones desprotegidas. Sin embargo, estas últimas son las que más están sufriendo las consecuencias al haberse quedado sin trabajo y no tener acceso a alimentos básicos ni a productos de higiene. Los refugiados, lejos de sus países de origen, son uno de los grupos más afectados por el Covid-19.

Casi 80 millones de personas en el mundo viven lejos de sus lugares de origen. Más de 34 millones lo hacen, además, en otro país, convirtiéndose en refugiados. Cada día 37.000 personas se ven obligadas a abandonar sus hogares, y el coronavirus no ha frenado esta situación.

El coronavirus supone un alto riesgo en un campo de refugiados y es difícil cumplir con los protocolos de seguridad y la distancia”, explica el misionero Lazar Arasu, que trabaja en el asentamiento de refugiados de Palabek, en el norte de Uganda. En este asentamiento viven más de 56.000 personas y es, como otros campos de refugiados, un lugar de alto riesgo.

Al miedo al contagio y a que se produzca un brote entre las personas refugiadas, se suman la falta de alimentos, de acceso a la sanidad, el cierre de las escuelas y la obligación de permanecer confinados. Hace unos días se detectó el primer positivo en el asentamiento de una persona que viajó desde Sudán del Sur. “El asentamiento sólo tiene dos centros de salud y una ambulancia. Sin embargo, vinieron muchas más de la ciudad para llevarse a más de 40 personas con las que había tenido contacto la personas enferma. Esperemos que no se extienda”, asegura el misionero salesiano en Palabek Ubaldino Andrade.

Los misioneros salesianos continúan al lado de los refugiados en situaciones muy difíciles y precarias

Debido a la pandemia, las raciones de alimentos para los refugiados se han reducido en un 30%. “Con lo que reciben los refugiados es imposible poder sobrevivir”, recalcan los misioneros salesianos.

En el asentamiento de Palabek hay alrededor de 30.000 niños y niñas sursudaneses y “ahora no tienen nada que hacer. Tras el cierre de los colegios están teniendo problemas de ansiedad y han visto empeorada su escasa calidad de vida”, explica el misionero.

Palabek es sólo un ejemplo de la situación que viven en el mundo más de 79,5 millones de personas que tienen que abandonar sus hogares por la violencia o las persecuciones. Ante la conmemoración del Día Mundial de los Refugiados, desde Misiones Salesianas pedimos a la comunidad internacional que no los dejemos solos. “No podemos volver a fallar a estas personas que no tienen nada, que dejaron atrás sus hogares, su familia, sus amigos… para salvar la vida. Debemos ser refugio”, advierte José Antonio San Martín, director de la organización.

Los Salesianos atendemos a más de 400.000 personas refugiadas y desplazadas en el mundo. Trabajamos en campos como el de Kakuma, en Kenia, o Palabek, en Uganda. Pero también atendemos a personas en las fronteras como la de México con Estados Unidos o en Colombia o Perú, con los desplazados venezolanos. Asimismo, trabajamos en Egipto con refugiados sursudaneses, en Turquía con refugiados de Afganistán, Siria o Pakistán y en Europa ofreciendo alternativas a las personas que llegan con dificultades, sobre todo a los menores no acompañados (MENAS).

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