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22 septiembre, 2022

El asentamiento de Palabek (Uganda) ayuda a ‘Construir el futuro con los refugiados’ gracias a la educación

El domingo la Iglesia celebra la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR). El asentamiento de refugiados de Palabek, en el norte de Uganda, es el único abierto en el país africano para recibir a las personas que siguen huyendo de la violencia en Sudán del Sur. Más de 67.000 personas viven en una extensión de 20 kilómetros cuadrados y cada mes llegan cerca de 2.000 nuevos refugiados. Los misioneros salesianos viven en el asentamiento con ellos y les proporcionan acompañamiento y la posibilidad de educación en las numerosas escuelas primarias y en la escuela técnica Don Bosco.

El último domingo de septiembre la Iglesia celebra la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. El tema elegido este año por el Papa Francisco es Construir el futuro con los migrantes y los refugiados. Este día constituye el recuerdo para expresar nuestra preocupación por las diferentes categorías de personas en situación de vulnerabilidad en movimiento; para rezar por ellos mientras enfrentan a muchos desafíos; y para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones.

Los Salesianos son la única organización que vive en el asentamiento de Palabek. Desde hace cinco años, los misioneros salesianos constituyeron una comunidad y poco a poco se hicieron presentes entre los refugiados. Primero, viviendo con ellos; más tarde, construyendo capillas y celebrando la Eucaristía, después abriendo escuelas de Primaria y, más tarde, levantando una escuela técnica. El próximo proyecto es construir una escuela secundaria “porque sólo hay una con seis aulas, pero con más de 2.000 adolescentes”, explica el salesiano Ubaldino Andrade.

Los Salesianos, en sintonía con la celebración de la Iglesia y con el Papa Francisco, ayudan en Palabek, y en tantos otros asentamiento y campos de refugiados de diferentes países, a construir el futuro y ayudar a cumplir los sueños de las personas refugiadas gracias a la educación.

“El cambio climático es un gran problema al que nos enfrentamos ahora”, continúa el padre Uba. “Ya no hay guerra, pero sí focos de violencia por los pastos, ya que hay una gran sequía y eso también produce hambre”.

En Palabek el 83% de las personas refugiadas son mujeres y niños, y más del 50% es menor de edad

Los Salesianos han alquilado 92 hectáreas de terreno dentro del asentamiento para completar la escasa dieta que reciben los refugiados. “Cultivamos todo tipo de hortalizas y verduras, porque cada refugiado sólo recibe al mes 6 kilos de maíz, 3 kilos de alubias y 2 cucharadas de sal… Y es una cantidad insuficiente, pero la falta de lluvia hace que los cultivos también se pierdan”, comenta el misionero salesiano.

Los misioneros salesianos atienden cuatro escuelas de Primaria, “en las que también damos de comer a los menores y en la que también atendemos a menores con discapacidad”. La Escuela Técnica es un oasis para los jóvenes: “Allí aprenden carpintería, soldadura, mecánica, agricultura, costura, energía solar y peluquería. Aprenden un oficio y luego lo ponen en práctica para mejorar la situación de sus familias y contribuir a la paz”, asegura el padre Uba.

El próximo proyecto salesiano es la construcción de una escuela de Secundaria. “Para algunos de los menores que acuden a la única que hay ahora no tengan que recorrer más de 15 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para poder estudiar. Lo que está claro es que tienen hambre de educación”.

Gracias a la solidaridad salesiana, los misioneros pueden ayudar a 180 jóvenes refugiados con becas para que estudien en escuelas fuera del asentamiento en otras ciudades de Uganda. Sin embargo, otra de las preocupaciones actuales es el acceso a la educación de las niñas y adolescentes. “Más de mil menores quedaron embarazadas durante el confinamiento en el país, el más largo en el mundo. Y al no estar preparadas ni física ni psicológicamente para esa responsabilidad, debemos cuidarlas y apoyarlas para que saquen a sus hijos adelante. Y no abandonen los estudios”, finaliza el misionero salesiano.

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