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Ver todas las noticiasCelebrar la Navidad en Ucrania con temperaturas bajo cero, sin agua, sin electricidad y sin calefacción
El inicio de los bombardeos en Ucrania cumplirá mañana, día de Nochebuena, 10 meses. 300 días de angustia, dolor, incertidumbre y huida que han dejado miles de muertos y heridos, millones de desplazados y refugiados y casi 16 millones de personas que necesitan en la actualidad ayuda humanitaria urgente. La oleada masiva de ataques aéreos que comenzó el 10 de octubre ha dañado infraestructuras esenciales de gas, electricidad y agua y ha agravado la desesperada situación de la población por las bajas temperaturas y las grandes nevadas. Seguimos enviando ayuda, económica y material, para paliar los devastadores efectos de la guerra en la población ucraniana.
Es Navidad, pero hay millones de historias de dolor en el mundo que continúan sacudiendo nuestras conciencias. Cuando parecía que habíamos superado lo peor de la pandemia comenzaron los bombardeos en Ucrania. Desde entonces, el mundo entero sufre las consecuencias de la guerra en el corazón de Europa.
Daryna salió de Dnipro a finales de febrero con los primeros bombardeos y regresó en verano con sus tres hijos pequeños. Su padre y su marido siguen combatiendo lejos de casa y ella no tiene recursos para hacer frente al invierno. “La casa tiene goteras y las ventanas rotas por la metralla; pasamos días enteros sin calefacción y sin agua caliente, y otros no queda nada en los supermercados. Hace demasiado frío para los niños y sólo queremos que la guerra termine ya”, asegura.
Por este motivo, los misioneros salesianos, ayudados por las Procuras misioneras y las ONG salesianas, continúan adelante con la campaña Emergencia Ucrania. Combatir el frío con el reparto de ropa aislante y de abrigo y ayudar al acondicionamiento de los hogares, espacios colectivos y colegios son las prioridades en los últimos meses.
“Esta Navidad nos acordaremos de la pasada, cuando estábamos todos juntos celebrándola. Las circunstancias han cambiado, pero no perdemos la esperanza de que el Nacimiento de Jesús nos traiga la paz y volvamos a estar unidos”, comenta Daryna.
La guerra en Ucrania es sólo uno de los problemas en el que trabajan los misioneros salesianos
Pero hay otros problemas que nos hacen pensar que todo va al revés: nueva crisis económica, las consecuencias, cada vez más graves del cambio climático… otras guerras como las de Siria, Sudán del Sur y RD Congo; la situación en Venezuela o Nigeria; los menores en situación de calle, los menores traficados y explotados; los que están privados de libertad; las menores que venden sus frágiles cuerpos para poder comer, los refugiados y migrantes, los niños y niñas huérfanos por la pandemia y que no pueden ir colegio… son millones de historias, una por cada persona que atienden los misioneros salesianos en el mundo.
Por todo ello, desde Misiones Salesianas esta Navidad nos proponemos darle la vuelta a estas situaciones para seguir llevando ayuda y esperanza a los colectivos más desfavorecidos y que más sufren. Queremos llenar de buenas noticias los lugares en los que trabajamos y sembrar paz en cada situación dolorosa a la que nos enfrentamos.
En nuestro ambiente serán días de reencuentros, de celebraciones y de excesos de comida, bebida, regalos, propósitos y buenos deseos. Por eso, los Salesianos ponemos el acento en la esencia de la Navidad: el Nacimiento de Jesús, la persona que da sentido a su espíritu misionero y a la vida de millones de personas en el mundo a las que la adversidad no les impide continuar adelante y luchar por un futuro mejor.
Tenemos mucho que aprender de quienes menos tienen, pero con mayor autenticidad y sencillez viven la Navidad. Con el recuerdo para todos aquellos que no pueden celebrar la Navidad, que nuestros hogares también estén llenos hoy de acogida y familiaridad para recibir al Niño Jesús. ¡Feliz Navidad!