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11 enero, 2022

La vida misionera del salesiano Piero Gavioli, 55 años entre los más necesitados en RD Congo

El misionero salesiano de origen italiano Piero Gavioli ha pasado la mayor parte de su vida en África entre los más necesitados. Sintió la llamada misionera siendo muy joven y lleva 55 años acompañando a los más débiles en la República Democrática del Congo. Siempre rodeado de jóvenes, el trabajo evangelizador, formativo, de acompañamiento y también como mediadores en los tiempos de conflicto de los salesianos en el país les ha valido la confianza de la población. A punto de cumplir 80 años, mira atrás y sólo tiene palabras de agradecimiento “al Señor porque siempre he podido convivir con los más pobres y vulnerables: era lo que quería”; y ánimos para continuar su labor en el país africano.

Ha celebrado 62 años de profesión religiosa, 46 de ordenación sacerdotal y 55 años de su llegada la República Democrática del Congo: es Piero Gavioli, misionero salesiano italiano que está empleando su vida en favor de los jóvenes y de los africanos más necesitados.

Huérfano de padre a los 4 años, su madre, para hacerlo estudiar lo envió al orfanato de unas monjas. Conoció a los salesianos en la ciudad de Ferrara, donde frecuentaba su escuela. Decidió ser salesiano y estudió en el Ateneo Salesiano de Roma durante los años del Concilio Vaticano II.

“En el tercer año de estudios, un domingo fui a una parroquia de las afueras junto con un sacerdote salesiano que ya había estado en África Central y me contagió un poco de mal de África. El impulso definitivo me vino de Pablo VI cuando canonizó a los mártires de Uganda, el 18 de octubre de 1964. Yo estaba presente en San Pedro y lo escuché cuando dijo que África abría las puertas a Cristo e hizo un llamado a la vocación misionera. Unos días después escribí la solicitud para partir hacia el Congo”.

Llegó a África el 21 de septiembre de 1966 pero regresó a Italia para completar los estudios teológicos, aunque quiso prepararse bien para la ordenación sacerdotal en contacto con la gente congoleña que, en su opinión, “tenían que llamarme al sacerdocio”.

Quiso ser ordenado sacerdote en África y allí, en RD Congo, ha pasado la mayoría de su vida

Toda su vida salesiana la ha pasado entre Lubumbashi, Goma y, desde 2015 en Bukavu, donde es el director de la comunidad. No le han importado los conflictos armados, ni los desastres naturales que ha vivido, sólo estar al lado de la población y ayudarla. “Hemos abierto una escuela de formación profesional para jóvenes en situación de calle, con un taller de mecánica de automóviles, herrajes y soldadura, carpintería y albañilería”.

Bukavu es una ciudad populosa de la República Democrática del Congo. Su máxima siempre es la misma: “Me siento feliz porque la mayoría de los niños terminan sus cursos y encuentran un trabajo”, asegura. La obra salesiana de Bukavu ofrece todos los años cursos gratuitos de albañilería, soldadura, reparaciones, carpintería y mecánica automotriz a más de un centenar de niños de la calle.

Los cursos de la escuela tienen una duración de 13 meses: dos dedicados a la alfabetización, ocho a la formación profesional y tres a las prácticas con artesanos y empresas locales. Los salesianos también han abierto una pequeña pensión: cada año hospedan a 20 niños de la calle, los cuidan, los ayudan a reanudar sus estudios y tratan de que vuelvan a sus familias, y también han puesto en marcha un proyecto de apoyo a distancia que beneficia de 600 a 800 niños cada año.

Asimismo, para actuar más profundamente en las condiciones de las familias con caminos de autoayuda, “hemos comenzado a invitar a las madres a ser parte de los grupos de crédito y ahorro que fundamos para permitir el acceso al crédito a los más pobres y promover la solidaridad”. En la actualidad, 2.000 madres están involucradas en el proyecto “y han mejorado significativamente su situación económica, pudiendo enviar a sus hijos a la escuela”, explica el padre Gavioli.

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