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19 diciembre, 2023

Los menores que más sufren en el mundo se unen con un mismo y único deseo para la Navidad: paz

La Navidad que estamos a punto de celebrar será muy diferente a la del año pasado en muchos países. Las guerras y los desastres naturales han aumentado la pobreza y la necesidad para gran parte de la población en el mundo. De hecho, si el Niño Jesús naciera este año en Belén lo haría entre escombros debido al conflicto que comenzó hace dos meses y medio en la franja de Gaza. Los menores que no pueden disfrutar de su infancia por la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades educativas, expresan en sus cartas de Navidad un único deseo para que sus vidas y las de sus familias cambien: paz.

La invasión y los bombardeos sobre Ucrania continúan, nuevos conflictos en África han obligado a huir de sus hogares a millones de personas, las consecuencias del cambio climático afectan cada vez a un mayor número de personas y poblaciones en el mundo, han aumentado las cifras de pobreza, inseguridad alimentaria, trabajo infantil, absentismo escolar, matrimonios precoces, reclutamiento forzoso de menores… Los niños y niñas del mundo son quienes más sufren estas situaciones de injusticia e inseguridad.

Millones de personas vuelven a sufrir una escalada de violencia en la región de los Kivus, al noreste de la República Democrática del Congo. El conflicto se ha agudizado y gran parte de la población ha tenido que dejar sus hogares para salvar su vida. Hay más de cinco millones de desplazados internos en la región, y tan sólo en Goma, Kivu del Norte, los misioneros salesianos acogen a 28.000 personas que han huido de la violencia y se han instalado de manera espontánea en terrenos del centro salesiano Don Bosco Ngangi.

Christine es una menor que vive en el campamento de desplazados de Don Bosco Ngangi en RD Congo. “Quiero pedir la paz para mi país, para que los niños y niñas como yo podamos volver a la escuela, nuestras familias puedan trabajar y podamos vivir en un lugar seguro y tranquilo. Me gustaría tener libros para leer, y cuadernos y lápices para escribir, porque de mayor quiero ser escritora”, asegura la pequeña.

Situación humanitaria crítica en Siria tras el terremoto de febrero y por los 13 años de guerra

Diez meses después de los terremotos que devastaron el norte de Siria, y a punto de cumplir 13 años de guerra, la situación para miles de personas en Alepo sigue siendo muy difícil. Miles de personas continúan sin tener un techo y las necesidades van en aumento. Más de 15 millones de personas necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir, según las agencias internacionales que trabajan en el país. Los misioneros salesianos siguen trabajando en Siria y están al lado de la población, sobre todo de los niños, niñas y jóvenes.

Ahmed tiene 10 años y vive en Alepo. “Hace unos meses un terremoto destrozó mi casa. Todo tembló y todo se cayó a nuestro alrededor. Mi familia y yo tuvimos que huir en medio de la noche y, desde entonces, estamos en un refugio temporal. No tuvo la misma suerte que yo mi mejor amigo, Hassan. Ahora está en el Cielo y sé que me está cuidando. Echo mucho de menos jugar con él al fútbol, sus risas y contarle mis secretos. En esta Navidad no quiero juguetes ni un balón nuevo. Quiero pedir algo diferente. Deseo que todas las personas que sufrieron por el terremoto vuelvan a tener una casa. Quiero que todos los niños como yo tengan un lugar seguro para vivir con sus familias, y que podamos volver a la escuela y jugar felices. También deseo que haya más paz en el mundo para que no haya más terremotos ni guerras que nos hagan sufrir”, escribe el niño en su carta de Navidad.

Segundas Navidades entre alarmas antiaéreas y bombas en el conflicto que sufre Ucrania

En Ucrania las alertas y las bombas siguen siendo la realidad. El final de la guerra en el país parece no estar cerca. En la actualidad hay tres millones de personas más que necesitan ayuda humanitaria en comparación al principio del año. En total, 17,6 millones de personas se encuentran en esta situación. Casi seis millones de personas viven refugiadas en otros países. Los misioneros salesianos siguen en Ucrania apoyando la educación de cientos de menores y ofreciendo ayuda humanitaria.

Nicolai escribe estas frases desde el refugio de su escuela: “Vivo en Ucrania y desde que comenzó la guerra han pasado muchas cosas. Antes vivía con mi familia cerca de Dnipro. Hoy no tengo casa o no sé si aún seguirá existiendo. Vivo con mi madre y mis hermanos en Mariápolis gracias a los misioneros salesianos. Mi padre está en el frente. Estas serán las segundas Navidades que pasamos en guerra y me estoy acostumbrando a los sonidos de las alarmas. Este año tampoco quiero juguetes. Mi petición es mucho más importante… sólo pido que, por favor, la guerra en Ucrania acabe. Quiero que haya paz. Si acaba la guerra, podremos volver a casa y estar con mi padre. Ya no sonarán las alarmas y la gente podrá llevar una vida como la que teníamos antes”.

El sufrimiento de los menores debe obligarnos a lograr la paz y la seguridad en sus vidas

Millones de personas, y sobre todo menores, sufren guerras y violencia en Ucrania, en Palestina, en Sudán, en RD Congo, en Siria, en Níger, en Colombia… Más de cien millones viven desplazadas o refugiadas en otros países. Más de 250 millones de menores no tienen acceso a la educación y otros tantos millones de personas no pueden recibir atención sanitaria. Estas cifras tendrían que hacernos reflexionar cada día, pero sobre todo en Navidad.

Deberíamos sentirnos más cerca que nunca de todas aquellas personas que sufren y vivir ese espíritu de encuentro y reconciliación. Tan sólo el sufrimiento de una persona sería suficiente para entregarnos al espíritu de la Navidad, pero es que son millones de personas en todo el mundo los que necesitan nuestra generosidad para tener esperanza y poder conseguir la anhelada paz.

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